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Archive for febrero 2014

Hará cosa de unas semanas surgió un debate virtual la mar de interesante. El moderador de la página planteó un tema que resultaría pólemico a todas luces, aunque prudentemente pidió respeto en los comentarios.

Más o menos el tema de debate era: Vivo en la ciudad Xergenkolm de un país vikingo. El nombre más popular entre los niños nacidos en el año 2013 ha sido Mohamed. ¿Qué os parece?

Abierta la Caja de Pandora allí se oyeron todo tipo de músicas: melódicas, heavy metal y hasta alguna sicodélica con tintes muy ácidos. En el comentario treinta y tantos me desconecté. El transfondo geopolítico había invadido el hilo y la música se había tornado en auténtica canción protesta…

Pero este debate me trajo a la memoria aquellos tiempos en los que Gata se enfrentaba por primera vez a la ardua tarea de buscar nombre para su gatoking@. Una, criada en un ambiente monocultural con escasa influencia de telenovelas del otro lado del charco y acostumbrada a nombres de lo más tradicionales, tenía ante sí un nuevo reto, en realidad dos: encontrar un nombre que encajara en dos culturas y desde luego presentar a la parte co-creadora vikinga la idoneidad, verbigracia y encanto de los nombres a gusto de Gata.

A decir verdad no sé qué resultó más difícil…

Encontrar un nombre que encaje en dos culturas tan dispares como la de las Hispanias y la vikinga es casi tan difícil como encontrar al sol por estas tierras de Odín en invierno. A ver haberlos, haylos, pero luego ya se sabe, vas en el avión de vacaciones a Hispania junto con otras veinte familias hispano-vikingas y el pasaje se compone de 22 Saras Gómez/García/Díaz/López-Rasmussen/Petersen/Jespersen/Nielsen y los correspondientes hermanos Victor y Oscar o Nicolas (sin acento porque la parte vikinga se ha impuesto). De pronto llamas a tu hij@ y se giran los veintidós Óscares, Víctores o Saras, que, además listos ellos, han sido capaces de reconocer ese timbre característico que imprime a su nombre el progenitor de las Hispanias. Porque seamos sinceros, todos nosotros miembros de éstas nuestras familias biculturales, pensamos en lo mismo: en nombres que nos sean familiares y que además se pronuncien de forma similar en los dos países, para evitar problemas de identidad en el miniking@, que Thor no lo quiera, pudieran derivar en una conducta bipolar en un futuro. Ojito que he dicho similares, que no iguales. Lástima que las letras no tengan sonido, porque Sara, amigos míos, suena en vikingo algo así como “Saagga”. No es que Gata tenga nada en contra, pero si, es un suponer, tuviera una hija que se llamara Sara, me costaría aceptar ese cierto aire de guturalidad en su nombre…¡a diario!

Se imaginarán que eso me llevó a descartar nombres con “r”, con el máximo pesar de la parte co-creadora vikinga que ya atacaba con su lista repletita de “erres”.

Pero como la sangre guerrera corre por sus venas, contraatacó con otros nombres, digamos, de difícil asimilación intercultural. A oídos vikingos, sonarán preciosos, pero Josephine (Josefina) o Mathilde, un hit entre las minikingas en los últimos años, producían una sensación de «dejavú» en Gata que la teletransportaba a la niñez cuando mi yaya me contaba historias de su infancia donde las Matildes, Josefinas, Consuelos, Cecilias, Sagrarios y Encarnaciones campaban a sus anchas. También Anton (Antón), Sebastian (Sebastián) o Simon (Simón) resultan aceptables, pero es salir de Vikingolandia, que amaine el viento, los acentos vuelvan a su lugar y los nombres se tornan…distintos, por decirlo educadamente, y no hablar de Antón, Antón ,Antón pirulero, cada cual, cada cual que…O la archiconocida canción de Radio Futura: “El tonto Simón”.

¿A qué no se imaginaban que la cosa era taaaan complicada?

Tremenda tarea esta de elegir nombre para un gatoking@. Con el tiempo Gata se ha acostumbrado y ha ido aprendiendo y asimilando nombres, pero como “vivir es compartir”, aquí les incluyo una lista de nombres vikingos de los más variado por si andan en pleno proceso de decisión y les falta inspiración o quieren evitarlos, que nunca se sabe…

• Nombres hermafroditas: Luka, hasta dos ha conocido Gata, un italokingo y una Luka, minikinga de pura cepa.

• Nombres para padres cultos, amantes de la lingüística y que quieren remarcar la importancia de sus retoños: Leah, Tilde y Dicte (todos femeninos).

• Nombres para los niños más grandes y porque tener un hijo es siempre algo grande: Magnus (imposible no pensar en un helado) (masculino).

• Nombres para padres amantes de la antigua Roma y Grecia: Julius, August (Gata se teletransporta al verano de inmediato al escucharlos) y Linus

• Nombre para padres posesivos: Mia

• Nombres para despistar: Kim y Noah. O al menos a Gata, que siempre los había considerado nombres femeninos y en Vikingolandia son ambos masculinos.

• Nombres en los que una vocal o una consonante cuenta y mucho. Para minikingas Andrea y Alberte, por cierto este último en clara tendencia ascendente. Y Andreas y Albert, masculinos.

•Nombres a todas luces evitables para familias hispano-vikingas: Mette, Anette, Ida, Pia, Maja, Asta, Ella, Vigga, Pernille (especialmente para familias catalanas), Aya, Freja, Naja, Jette y Silje ( estos últimos para ahorrar a la minikinga posibles traumas al escuchar “la jota” en todo su esplendor hispánico). Y en versión masculina sin duda: Ole, Morten, Viggo, y Knud (requiere entrenamiento diario de cuerdas vocales).

• Nombre cortos pero ….: Ib, Bo (masculinos)
• Nombres simpáticos: Rie (femenino)
• Nombres cargados de significado: Bjørn (oso) Storm (tormenta), Sten ( piedra) y Aske (ceniza) masculinos y en versión femenina Solveig o Solvej (camino al sol).

Ya les oigo murmurar: ¡Dese luego mírala, no nos va a decir si eligió alguno de la lista!.

En mi/nuestro caso la lista resultó estar repleta de nombres evitables, pero tras arduas deliveraciones encontramos los nombres perfectos: Gatoking@1 y Gatoking@2.

¿No me negarán que son originales y perfectamente descriptivos?

Nota: Los bebes miniking@s pueden estar hasta seis meses sin ser registrados y por tanto sin nombre ante la indecisión o falta de acuerdo de los progenitores. ¡Pobres les ha pillado tan de sopetón el parto, que no han tenido tiempo de decidirse! Entre tanto el miniking@ pasa a llamarse familiarmente lille prins o lille prinsesse (pequeño príncipe o princesa).

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