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Archive for noviembre 2013

Otoño=virus= catarro

Esta es la ecuación de mi vida en las úlitmas semanas. ¿Les suena?

La cuestión no es cogerse un catarrito cada otoño, el asunto está en lo que dura. Gata es tan buena anfitriona que los virus se sienten como en casa y se instalan cómodamente conviertiendo a un simple catarro en “El CATARRO”.

Casi puedo recordar a cada uno de ellos de los últimos años. Como los vinos, también los catarros, o al menos los de Gata, tienen añada. Algunas mejores que otras, claro está, pero la de este año, no está pero que nada mal. Viene intensa, con cuerpo y sin aroma.

Sí, han leído bien, sin aroma. Llevo sin olfato como dos semanas. Tampoco es que me perturbe mucho, una es una gata de recursos, pero eso de notar que “algo desconocido se amontona” en tus fosas nasales y no deja pasar los aromas y por momentos tampoco el aire, produce ciertos, como les explicaría yo…trastornos.

La respiración es una función básica, también en la vida de Gata, así que si la nariz no funciona, habrá que buscar otra vía alternativa, ¿no? La boca parece la más evidente. Y ya saben: “Por la boca muere la Gata”. No por que hable mucho, que ya ni voz me queda a última hora del día, sino porque de tanto abrir la boca para respirar y con los vientos que se gastan por estas tierras vikingas, la campanilla, la de Gata, no la amiga de Peter Pan, se ha quedado tiesa de frío y la mar de congestionada.

Envidiable panorama, ¿verdad?

De toda la vida de Gata he oído que los catarros tienen 3 días de subida y 3 de bajada. Así que cuando empezaron los síntomas me senté a esperar que pasara la ardua subida. Pero al ver que lo que debía ser el comienzo del descenso, tenía un repecho y seguía ascendiendo y que mi agenda no mentía, habían pasado 7 días, decidí tomar el toro por los cuernos, y enfrentarme al problema: llamar al médico.

Sí, amigos, el problema no es que el catarro te tenga agotada de tanto toser, atontada porque en lugar de pelo peinas jaquecas y anósmica perdida. El verdadero quid de la cuestión es intentar contactar al médico, conseguirlo y que te haga caso. ¡Esto sí que es una lotería!

Mentalizada de que me enfrentaba a una complicada situación, cogí el teléfono y llamé, llamé,llamé, llamé, llamé….. ¿Les he dicho que llamé? Durante una horita no paró de comunicar. Ustedes se preguntarán, ¿para qué llamaba Gata?. Aquí en Vikingolandia, recomiendan “encarecidamente” que antes de personarse en el médico, en caso de no tener hora, se llame para informar al médico de los síntomas y por si con sus telesuperpoderes puede solucionarte el problema sin verte. ¿No es fantástico?

Gata no tuvo suerte y la muy inconsciente se personó, así a lo loco, en la consulta del médico. Tras contar con voz a medio camino entre el Pato Donald (Anders And por estas tierras vikingas) y Marlon Brandon en la versión del idioma de las Hispanias de El Padrino, me dijeron, ¡oh sorpresa! , que ninguna de las dos médico podían atenderme porque no tenía hora. No tenía hora pero tenía la suerte de mi lado, no me había tocado la lotería, pero tenía ocpiones al tercer premio. El enfermero estaba libre.

Ni me lo pensé. Veloz como sólo un felino puede ser, me colé en su consulta. Otra vez le conté con la misma combinación de voces los síntomas. Me miró y me dijo: “vamos a ver qué tenemos” y sin apenas darme cuenta, me pinchó en un dedo. Cogió mi sangre y se fue a una maquinita.

La espera fue tensa. Es como el Predictor pero en versión bacteria/virus. Pasados unos minutos apareció con los resultados.

– Tengo una buena noticia-dijo, mientras el corazón me palpitaba: “Es un virus”.
– ¿Buena? ¿Eso significa que voy a tener que seguir dando miedo cada vez que hablo, y atemorizando a la población vikinga con mis ataques de tos, por no hablar de mis trenzas de jaquecas y mi “bihulebetændelse” campando a sus anchas? Yo no veo nada de bueno en la noticia.

Ahora sé que fue decisivo hablar de “ mi amiga sinusitis “ (esa de nombre raro del párrafo anterior), porque el buen vikingo, que en verdad es un encanto, me ofreció inmediatamente dos alternativas, la primera ya la estaba usando y creo que no es necesario mencionar su efectividad, y la segunda, agarrénse amigos los machos, resultó ser: acupuntura.

Intrigada por el tema, decidí indagar. Según dijo lo había probado con otros pacientes que también padecían de sinusitis y parecía que les había funcionado. Asi que decidida a recuperar parte de mi capacidad respiratoria, aunque sólo fuera por los agujeritos adicionales que me iban a hacer, me senté y presté mi nariz a la ciencia.

La suerte de agujas fue limpia y sin dolor. Allíi estaba Gata como un híbrido de nueva especie “gatoespín” con 5 agujas, 4 de ellas en la nariz y una en el entrecejo. Eso sí con los ojos cerrados, porque tanta aguja flexible en tan poco espacio me producía cierto estrabismo. Pasados 10 minutos, me las retiró y me dijo que en el transcurso de dos horas notaría mejoría, ¡vamos mano de santo Xing!, y que en los próximos días estaría prácticamente recuperada del todo, incluido catarro.

¿A qué están intrigados por saber si llevaba razón el enfermero vikingo?

Pues sí y no. Cierto es que huelo el mundo tal y como me dijo, pero el virus ha mutado en Alien en mi interior y los ataques de tos parecen ensayos de parto del Alien. ¡Espero!

Me estaba planteando pasarme otra vez por el médico a ver si me da algo para acabar definitivamente con él, pero la posibilidad de que esté otra vez muy ocupada y la alternativa sea de nuevo la suerte de agujas en la garganta o dónde demonios se encuentre el Alien, si les digo la verdad, no me motiva….. nada.

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